miércoles, 20 de agosto de 2014

TOGADO DEL CORTIJO DEL DUQUE










TOGADO DEL CORTIJO DEL DUQUE

La estatua representa la figura masculina de un togado que se esculpió desde encima de las rodillas hasta la cabeza, que ha desaparecido, apreciándose el inicio del cuello. La parte del pecho, comprendida entre la mano y el cuello, parece que fue destruida de forma intencionada, eliminando el relieve que habría en esa parte, quedando solamente algunos pliegues de la túnica que llevaba bajo la toga.

 La figura va envuelta en un pallium  denominado también toga exigua o praetexta, que deriva del himation griego, siendo distinta de la toga de épocas posteriores. El pallium  fue adoptado por los romanos a partir del siglo III a. C., para generalizarse más adelante  y competir con la toga imperial.

Del lado derecho de la escultura parten cinco pliegues curvos que se recogen, a la altura de la cintura, en la mano izquierda (de la que sólo queda un muñón), desde donde caen verticalmente. Sobre el pecho se forma un gran escote triangular a modo de sinus con los pliegues más juntos y densos, apreciándose cuatro a la derecha y seis a la izquierda. En el vértice aparece la mano derecha, con los dedos muy desgastados, sujetando la prenda.

La parte posterior de la figura no se labró. En ella se ven los surcos que dejó la reja de un arado que produjo una rotura en el lateral derecho de la estatua, entre el primer pliegue y el segundo. Otra rotura, que afectó a los pliegues que caen verticalmente, está en el lado izquierdo, junto a la base, que fue aplanada toscamente, pues se aprecian las marcas del cincel, pero que permite que el togado se mantenga vertical con un pequeño apoyo.

La piedra que se utilizó en su confección es la roca arenisca de grano fino, muy utilizada por los escultores ibéricos.

Figuras semejantes han aparecido en otros lugares de España, como en el Cerro de los Santos de Montealegre del Castillo (Albacete), en Tarragona, en Barcelona y en Badalona.

Para algunos investigadores, estos togados son la última manifestación de la escultura ibérica. La posición de la mano cogiendo el pallium es propia del periodo romano tardorrepublicano.

La cronología que se les asigna oscila entre el siglo II a. C. y el I a. C., pero los estudios más recientes se inclinan por situarlos en los decenios centrales del II a. C.

La finalidad de estas esculturas no está clara. Se han considerado representaciones icónicas, religiosas, exvotos, retratos, etc.

La figura, al igual que las que son semejantes a ella, destaca por su rigidez y frontalidad y pudo ser labrada por un artesano local.

La presencia de este togado en El Duque indicaría el alto grado de romanización de la zona de la Puebla ya en época temprana. Podría manifestar la presencia en el lugar de un personaje de cierta relevancia, que incluso contase con la ciudadanía romana, y con un elevado poder adquisitivo, ya que se ha señalado que estas esculturas sólo pudieron ser adquiridas por las clases sociales superiores de las comunidades ibéricas, destinadas a servir a la trama socio-política-económica creada en Hispania por los romanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario