MOLATA DEL CORTIJO DE LA CERCA
Es un pequeño yacimiento situado junto al barranco de las
Porcunas, muy próximo al cortijo de La Cerca. Se ubicó en un escarpe rocoso
amesetado que forma parte de una pequeña alineación montañosa, los Cerros de
Colo, que se extienden en dirección este – oeste, desde los Aguilones de la
Casa Moya hasta el barranco de Porcuna. Este cauce, que sería suficiente para
cubrir las necesidades básicas del poblado, cuenta, incluso en verano, con surgencias de agua, que se acumula en
pequeñas cubetas formadas por la erosión en la roca caliza del fondo.
La vegetación está constituida por plantas espinosas y
herbáceas, junto a matorral de tomillo, esparto, etc., siendo escaso el
arbolado. Las tierras próximas no son propicias para los cultivos, que son principalmente de almendros.
El asentamiento contó con unas importantes defensas
naturales en su parte oeste, donde la roca aparece cortada en vertical, siendo
menos escarpada la ladera sur. Las zonas norte y este son de fácil acceso, por
lo que se construyó una muralla, de la que queda un gran amontonamiento de
piedras de tamaño medio y que tenía forma de arco de circunferencia, para
cerrar estos puntos más accesibles.
Entre los materiales, que se recogen tanto en la pequeña
meseta que rodea la muralla como en las laderas que descienden hacia el
barranco, destaca una importante industria de laminitas, acompañada por
microlitos geométricos, microburiles, microrraspadores, puntas de flecha, etc.,
con claras semejanzas con los complejos mesolíticos del levante español o con
el material lítico de asentamientos neolíticos próximos, como la Cueva del
Nacimiento de Pontones (Jaén). Abundan los restos de piedra pulida, que serían
indicios de su uso en actividades agrícolas.
La cerámica es lisa. Algunos fragmentos se deshacen con
el agua de la lluvia, lo que indicaría una cocción deficiente. Hay trozos con
pintura a la almagra, técnica muy usada en el Neolítico andaluz. Entre los
elementos de prensión están los mamelones, las lengüetas, los baquetones y las
asas. Estas últimas recuerdan las usadas en las vasijas neolíticas.
Cerca del poblado hay un pequeño montículo que podía ser
un túmulo, pues en parte de su base las piedras parecen adoptar una disposición
circular. Podía ser un enterramiento (roundgräber).
Estos materiales, junto a la inexistencia de cerámica
campaniforme, que es muy abundante en otros yacimientos de Puebla, y el no
haber encontrado indicios de metalurgia del cobre, nos inclinan a encuadrar
cronológicamente el poblado en un Neolítico de tradición mesolítico, aunque las puntas de flecha podían pertenecer
a un Eneolítico precampaniforme.
También se han recogido algunos vestigios de época romana
y medieval, que podían estar en relación con un silo que hay en la ladera
oeste.
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